Mucho viento, sol, hasta lluvia, de todo.
El viento te limpia, te pega, te acaricia, te despeina, te obliga a andar de una forma especial, inclinado hacia delante, con el pelo revuelto y la ropa volando hacia atrás.
Y si te da por la espalda, te empuja, te levanta casi, tu sombra recoge tus pelos revueltos, la casi precipitación al andar, te levanta el cuello de la ropa y te moldea el cuerpo.
Pero con el viento hasta se te pueden saltar las lágrimas. Me gusta
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